la hostería de langre es un lugar d 10. los anfitriones, gustavo y leticia, son súper amables y hacen q te sientas en casa. el desayuno es una locura, con bollería casera y frutas frescas, ideal pa empezar el día. el entorno es hermoso, perfecto pa pasear con tu perrete y desconectar del estrés. en definitiva, lo mejor de la estancia fue el trato y la limpieza del lugar, todo impecable.

lo único malo sería q la ducha un poco pequeña y a veces la habitación se ponía calurosa sin ventilación. también eché en falta un pequeño frigorífico.

El entorno es precioso y muy tranquilo, ideal para pasear. Faltó un pequeño frigorífico en la habitación para mayor comodidad.

Nuestra experiencia fue increíble. El alojamiento está en un paraje natural impresionante, rodeado de pequeños pueblos que hacen que la ubicación sea perfecta para explorar la zona. Las habitaciones son acogedoras y están inmaculadas, y el trato del personal es excepcional. Los desayunos son un deleite, con opciones caseras y un ambiente que permite disfrutar cada mañana al aire libre, lo que le da un toque especial a la estancia. Además, el jardín es bien cuidado, ideal para relajarse después de un día de actividades.

La ducha era algo pequeña, lo que puede resultar incómodo para algunos huéspedes.

Pasamos unos días increíbles rodeados de naturaleza, con un ambiente muy acogedor. Los desayunos son deliciosos, con atención a los detalles y dulces caseros. ¡No se pueden perder la visita al Campo Municipal de Golf de La Junquera y al Santander Ferry Terminal, muy recomendables para disfrutar! Nos sentimos como en casa y el trato fue excepcional.

Aunque todo estuvo genial, notamos que la habitación necesitaba un poco más de ventilación, especialmente en los días calurosos, ya que se sentía un poco calurosa.

Familia buscando desconexión

Pasamos un fin de semana increíble. El lugar es perfecto para pasear con la perra y hacer senderismo. El desayuno, con esos dulces caseros, era de otro mundo. me impresionó mucho el entorno, con vistas que parecen sacadas de un sueño y un trato familiar que te hace sentir en casa.

No era barato, pero aún así valió la pena.

Fue una opción adecuada para explorar la ciudad en Langre (Cantabria) con una excelente relación calidad precio. Nos encantó el desayuno casero, especialmente los pasteles que estaban riquísimos. Si vas, asegúrate de aprovechar los paseos por los alrededores, son preciosos.

El desayuno ofrece bollería casera deliciosa.

La habitación era un horno, especialmente sin ventilación. Compramos repelente de mosquitos para poder dormir. La ducha era demasiado pequeña y escasa en productos de higiene. La ubicación del retrete era incómoda por el techo bajo, creando problemas adicionales.

El lugar es ideal para disfrutar de la naturaleza y la tranquilidad. Las habitaciones son acogedoras y se nota la dedicación en la limpieza y el detalle. Lo que más me gustó fue el desayuno, con deliciosos pasteles caseros que alegraban cada mañana. Además, hay un jardín muy bien cuidado que invita a relajarse después de una jornada de actividades. Para los que quieran explorar, hay playas preciosas muy cerca y un entorno perfecto para pasear.

El desayuno ofrece bollería casera y tostadas recién hechas, lo que añade un toque especial a la experiencia. Las habitaciones tienen un encanto particular, con detalles que las hacen cómodas para descansar después de un día de actividades.

La habitación se convirtió en un horno sin ventilador durante la ola de calor, lo que obligó a comprar repelente de mosquitos para poder dormir. La ducha era demasiado pequeña y los geles y champús escaseaban, solo un sobre de cada uno. Además, la ubicación del retrete tenía techo bajo, lo que puede ser incómodo para algunos. Deberían considerar ofrecer opciones de limpieza más flexibles para los huéspedes.

la hostería es bonita pero, ¡vaya decepción! La habitación se convirtió en un horno, y para colmo, me faltó un pequeño frigorífico. Además, el desayuno, aunque muy 'delicioso', podría ser un poco más generoso, ¡lo dudo! casi apruebo la experiencia, pero no puedo, a pesar de la amabilidad del personal.

Un lugar para desconectar y relajarse

Nos encantó la habitación, era súper cómoda y tranquila. Gustavo y Leticia son un encanto, siempre listos para ayudar. Hicieron un desayuno rico, con pasteles caseros de Leticia que estaban de muerte. Aunque la ducha podría ser un poco más amplia, la experiencia fue genial. Además, las playas cercanas son impresionantes.

Disfrutamos de unos días muy agradables rodeados de naturaleza y con un trato familiar excepcional. El desayuno era delicioso y con opciones caseras. Sin embargo, en ocasiones la habitación se sentía algo calurosa, especialmente por la falta de ventilación adecuada en días cálidos.